Confesión nocturna

Hay una canción de los Fabulosos Cadillacs que lleva este título. Pero en este caso no me estoy refiriendo a ella.

A veces uno abre los ojos ante la confesión nocturna repentina de un amigo. De repente las piezas encajan milagrosamente, los retazos de conversación que creí haber entendido antes ahora cobran un nuevo significado, y todo es claro. Las piezas del puzle encajan perfectamente y sin fisuras. Y la imagen mostrada es de dolor, complejidad, historias entrelazadas y un lado oscuro demasiado presente, que siempre estuvo ahí, a medias escondido, o mejor dicho, ignorado.

Ahora ya entiendo frases tales como: "Tú me reconoces porque somos iguales", "es el momento de tomar decisiones, aunque tengas miedo al cambio", "porque un cambio es cuando ganas unas cosas y pierdes otras", "es el momento de que dejes de perder el tiempo y actúes", ...

Consciencia de una nueva realidad que siempre estuvo ahí. Los seres oscuros se reconocen entre sí. Las historias plagadas de miseria se llaman las unas a las otras, los patrones se repiten. Y el sanado quiere sanar al enfermo. Repitiendo patrones...

Confesión nocturna que revela la complejidad de un tapiz en el que los hilos del ying y el yang se entretejen provocando confusión en muchos puntos. A veces no es posible reconocer un patrón creyendo que se sabe que se conoce, mirándolo de cerca. A veces es necesario alejarse, ver el conjunto, que muestra una verdad semioculta. Otras veces no vemos de lejos, porque hay detalles que hay que examinar de cerca, seguir su curso a través de los hilos del tapiz. Y hay partes del tapiz que tienen nudos, están enmarañadas. Y es necesario romperlas, deshacer los nudos, extirpar esa parte que rompe la armonía. A veces duele descoser partes del tapiz... pero es necesario, para la armonía de las partes y el conjunto.

Tan solo ten valor para ver que es lo que quieres cambiar, sacar, poner. No hace falta que te diga que nada volverá a ser lo mismo. El primer paso es querer ver...