miércoles, 31 de enero de 2007

El miedo



El miedo a crear lazos. El miedo a que lean tu mente. El miedo a que tengan el poder de hacerte daño. El miedo a quitarte la máscara y que te conozcan. El miedo a que sepan tus debilidades. El miedo a abrir tu corazón para que luego te lo rompan. El miedo a conocer. El miedo a vivir.

Y es un MIEDO con mayúsculas, porque mayúsculas son las consecuencias de él. El miedo devora el alma, y convierte a su portador en una sombra siempre al acecho, siempre en guardia, en guardia contra sus propios amigos.

El miedo, esa carga tan pesada...

Porque a veces no todo está en tus manos...



...y si las cosas no fluyen, pues no fluyen y ya está, como dice mi amigo Suso. Es bien cierto que querer es poder, pero nuestro poder no es ilimitado, y no podemos tener todo lo que se nos antoja. Y todos tenemos un "querer", así que todos tenemos un "poder". Y cuando dos "poder" interaccionan, puede suceder cualquier cosa. Las fuerzas se suman, pero como ya dimos en física, lo hacen vectorialmente (por superposición), con lo que el resultado puede no ser constructivo; una fuerza arrastra a la otra, e incluso puede dar como resultado cero patatero.

Eso es lo que pasa cuando dos personas se encuentran, hablan y están en desacuerdo. Si la cosa no importa pues queda ahí y punto, no hay realmente fuerzas por ningún lado (tal vez microfuerzas despreciables, pero nada que podamos ver con nuestros ojos). Pero si el asunto importa de verdad, entonces sí que tenemos suma vectorial de fuerzas.

Y eso es lo que pasa a grandes rasgos cuando un amigo se quiere apartar de tu camino, y sin embargo tú no quieres.

Aquí entra otra ley: la de acción y reacción. Porque si tú no quieres es porque en el pasado ese amigo te ha ofrecido su amistad. Eso es la acción. La reacción es que tú quieres ser también amigo suyo. Las personas reaccionan.

Y una vez está provocada la reacción, y el "querer" creado, entonces pasamos al apartado de la fuerza, a ver en cuanto "poder" se transforma ese "querer".
Yo quiero conservar esa amistad, tengo motivos, me ha enriquecido en el pasado, me ha dado buenos momentos, ha habido sintonía. Son motivos suficientes para "querer".

Ahora bien, la otra persona también "quiere", pero en el otro sentido. Quiere alejarse, olvidar. Los motivos, la acción para esa reacción? Pues al parecer ninguno externo, tan solo las reacciones químicas de su cerebro.

El miedo.