lunes, 19 de febrero de 2007

tanto que duela...


¿Se puede ser tan feliz que duela? ¿Tanto que se llore desconsoladamente? ¿Se puede ser tan feliz que uno sienta que se le va la cabeza? ¿Tan feliz que si hubiera que escoger el último instante de la propia vida, se escogería ese? ¿Tanto que en ese momento el mundo desaparezca, deje de existir, y sólo haya esa sensación de luz cegadora, demasiado fuerte para poder soportarla? Porque la felicidad extrema es tan dura de soportar como el dolor extremo, porque los seres humanos tenemos una tolerancia finita, porque... ¿quién puede estar preparado para la felicidad absoluta, fuerte, enérgica, deslumbrante, agotadora, intensa y dolorosa?

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