sábado, 7 de abril de 2007

Una ciudad es un mundo...

... cuando amamos a uno de sus habitantes.


Eso lo dijo Laurence Durrell, en "Justine", la primera parte de "El cuarteto de Alejandría". Porque, como ya dije otro día, una ciudad se hace especial por lo que se vive en ella. Y si se ama a uno de sus habitantes, y en ella se viven cosas especiales con esa persona, inmediatamente, esa ciudad se hace especial.

Ahora Lovaina se ha quedado vacía, tan vacía como se quedará después del verano, cuando todos los miembros del Spanish ghetto, a excepción de una servidora, se irán. Algunos para sus lugares de origen, otros probarán suerte en sitios nuevos, y los que puedan y lo quieran, se quedarán en este pais, por muchos llamado absurdo, pero en la capital. Lovaina se quedará vacía, tal y como está ahora. Así que con estos días ya puedo saber más o menos como será, aunque ahora realmente no tenga demasiado tiempo para darme cuenta. Del trabajo a casa, en casa a trabajar en el proyecto fin de carrera, cenar, dormir poco y al trabajo otra vez.

Pero no realmente vacía. Se irán las personas con las que he compartido más cosas aquí, mi familia adoptiva, los que me ayudaron cuando más lo necesitaba, cuando parecía que todo era muy negro y sin solución, con los que reí, lloré, canté, salí, conversé, cociné, bailé... en una palabra: viví.

Pero el hombre es un ser social, y aunque yo muchas veces sea una persona solitaria, pues he conocido más personas que valen la pena aquí: mis amigos chilenos, que estarán por aquí una media de cuatro años. El nexo, tú. Personas que me han acogido como una más, que me hablan y confían en mí como una vieja amiga, que me invitan a comer, abren las puertas de sus casas y me dan lo más íntimo que ellos tienen. Se dan a ellos mismos. Personas que son mucho más complejas de lo que pensé en un principio, con motivaciones insospechadas, facetas sorpendentes y modos de ver la vida totalmente distintos. Personas que me han permitido entrar en el tupido telar de sus vidas, intrincadamente tejido, y al que ya irremediablemente estoy ligada.

Y luego estás tú, que sin quererlo, sin pensarlo, sin premeditarlo, has entrado a formar parte de mi vida y te has quedado en ella. Los días que pasamos juntos son un regalo para mí. Tu atención, tu paciencia, tu comprensión, tus ganas de escucharme. El saber que significo algo para ti. Aunque sólo sea un espejismo y cualquier día se te dé por tirar la toalla. Me estoy acostumbrando a tenerte aquí. A que formes parte de mi nueva y "estable" vida belga, de mi mundo. Sin ti esto ya no sería lo mismo. Eres alguien necesario y alguien que puede necesitar de mí. Alguien que está aquí pase lo que pase, en todo momento, haga lo que haga y piense lo que piense.

Y como dijo Laurence Durrell: "Una ciudad es un mundo cuando amamos a uno de sus habitantes". Y es verdad. Con amor siempre luce el sol en este lluvioso país.

No hay comentarios: