Saber perdonar, kussen overal y extraña en casa

Aquí estoy, sentada en la cocina de la casa de mi madre, como muchas veces hice durante veintipico de años. He paseado por las calles de la ciudad que me vio nacer, crecer y convertirme en mujer. Y me siento extraña, echo de menos Bélgica y me quiero volver. Un sopor terrible se ha apoderado de mí y me siento vaga. Tengo que arreglar unas cuantas cosas burocráticas, y no tengo ganas de hacer nada. También tengo que llamar a mis amigos, verlos antes de irme, pero me falta decisión.

Será verdad eso que dice Manuel de que soy una renegada? No lo sé. Sólo sé que ahora mi sitio no es este, mi sitio está allá.

Me he encontrado a Ana Mª, una monja que me dio clase cuando yo tenía 12 años. Ha sido maravilloso verla, hablar con ella, ofrecerle mi brazo para acompañarla de vuelta al colegio.

Y no sé si le echo de menos o no, o me he acostumbrado a este "tonteo" de sms y emails. Realmente me ha ayudado a entender muchas cosas de mí misma y de lo que me estaba sucediendo. Esta vez Argelia me ha curado, gracias a él, por supuesto. Hemos hablado mucho durante los 4 días con sus 4 noches que compartimos allá. Sobre la vida, el amor, el bien, el mal, Dios, el perdón, la libertad, la verdad, ...

Y fue cuando me di cuenta, la última noche, a las 2 de la mañana, con sólo 4 horas por delante para dormir.

Y volví, y te encontré, y quisiste hablarme. Yo yo te quise perdonar y lo hice. Y de repente me sentí libre. Podía mirarte a los ojos y sentirme plena, podía darme cuenta de que lo mejor para ti en estos momentos es estar solo para enfrentarte a tus fantasmas del pasado. Que aunque los estés matando, como tú dices, a veces las cosas no son tan fáciles y requieren su tiempo. Esto de los sentimientos es como la buena cocina: todo a fuego lento.

Y como le explicaba a mi nuevo amigo. El dolor es algo que hay que pasar, y hay que concederle el tiempo que necesite. El cambio implica siempre una crisis, una ruptura con algo. Pero después de superar el dolor que ello implica, uno es más fuerte, más persona, más sabio, más completo y más conciente de la vida. Y en este caso, yo necesité un mes para darme cuenta, pero además tuve la mano de de un amigo a mi lado que me ayudó a ver las cosas y darme cuenta de que tenía que dar el siguiente paso y me enseñó como darlo. Gracias, rubio de ojos de gato.

Pero ahora aún hay muchas cosas sobre las que reflexionar y ver hacia donde nos encaminan los pasos. Analizar lo que es la amistad, el amor, los sentimientos, la atracción, el matrimonio, el juramento, la verdad, ...

Pero como siempre digo y él dice. Todo ocurre por algo, aunque muchas veces no sepamos verlo. A eso él le llama Providencia.