viernes, 9 de marzo de 2007

Demasiadas cosas...


... en mi cabeza. Y para muestra, un botón. Es el segundo viernes que me olvido de ir a clase de francés. El primero fue hace dos semanas, y ahora éste. Y me acordé no por mí misma, sino porque, vagando por la calles, me encontré a una compañera de clase, que me dijo que venía de clase. "De qué clase? ah, sí, francés". Bufff. Como no espabile me va a ir muy mal. Pero son tantas cosas, tantas que me están echando de mi propia cabeza. Ahora mismo no soy capaz de pensar con claridad, es como si tuviera un torbellino dentro que no quiere parar. No quiere parar. Lo peor es que sé la causa de ese torbellino que no me deja poner mi vida en orden. Sé la causa, y no quiero poner remedio a esa causa. No quiero. Pero me está trastornando. Porque es verdad que tengo muchas muchas cosas en mi cabeza, pero ésa es ahora mismo no sé si la más importante, pero la que yo tengo en primer lugar, la que me está eclipsando todas las demás, y no me deja pensar en ellas con claridad. No me deja y no me deja. Y algo tiene que pasar, algo que rompa esta situación de no equilibrio. Porque esto no puede durar eternamente, no puede durar ni incluso mucho. No puede. Porque el tiempo se me acaba, y hay que tomar decisiones. Para un lado o para otro, para bien o para mal. Tomar decisiones. Decisiones que pueden pesar o pueden abrir puertas, decisiones de las que va a depender el futuro, ése gran desconocido. Decisiones que pueden costar muy caras si no se toman bien. Y ahora yo no me veo capaz de decidir nada. Decisiones, decisiones... y la más importante no quiero ni verla. Porque pensando fríamente sí sé qué deberia hacer, pero pensando con el corazón... no quiero ni pensar. Sólo seguir así, en este equilibrio sin equilibrio, así, sufriendo, con pequeñas alegrías en la amarga realidad; dulces momentos envueltos en hiel.

Si sólo tuviera valor suficiente y afrontara las cosas. Pero nadie está en este mundo para sufrir las cosas solo. Nadie. Y yo no voy a dejar a nadie que sufra solo, cuando puedo disipar las nieblas aunque sólo sea por unos breves instantes...

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